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ARTÍCULOS

EVOLUCIÓN DEL PLAN DE FORTALECIMIENTO DEL PODER NAVAL; UNA PERSPECTIVA DESDE LA FUERZA DE SUPERFICIE

CALM. CARLOS LÓPEZ OLIVARES

“Solamente aquellos Estados con poderío naval efectivo pueden obtener beneficios económicos de los recursos del mar. Los países que descuiden su Poder Naval o que son vencidos en la guerra en el mar declinan política y económicamente”.

Almirante Sergei Gorshkov

INTRODUCCIÓN

La supremacía marítima y naval de las grandes talasocracias existentes a lo largo de la historia, permite comprobar que el control del mar ha sido un factor estratégico determinante para el desarrollo y poderío de los mayores imperios que han existido (Uribe Cáceres et al., 2016). En este sentido, el Almirante Alfred Thayer Mahan (1890) mencionaba que “el Poder Marítimo es la base vital del poderío de un Estado, cuando este se sustenta de forma apropiada por un correspondiente Poder Naval como elemento indispensable de la grandeza nacional”.

El Ecuador es un país esencialmente marítimo, y no alejado de esta realidad, en distintas épocas de su historia se han realizado varios esfuerzos por mantener esa condición, considerando como premisa fundamental que para proteger los recursos en el mar y el desarrollo marítimo, el Estado debe contar con un Poder Naval adecuado a sus intereses.

Actualmente, la Armada del Ecuador a través de sus medios y capacidades operativas, y amparado en la normativa legal vigente, ejecuta operaciones para enfrentar distintas amenazas en los espacios marítimos jurisdiccionales. No obstante, para poder cumplir con la misión, alcanzar el estado final deseado y sobre todo, entendiendo el comportamiento de las amenazas, los planificadores y ejecutores de las operaciones navales requieren de medios con mayores capacidades y tecnología de vanguardia.

En tal virtud, la Armada en su planificación estratégica vigente, cuenta con el Plan de Desarrollo de Fuerza “Bicentenario”, mismo que considera el fortalecimiento del Poder Naval traducido en Fuerza más Posición; en cuanto a la Fuerza y en lo que respecta a la Fuerza de Superficie, específicamente contempla unidades navales modernas que puedan enfrentar las amenazas que actualmente tiene el Estado, fortaleciendo así el principal elemento del Poder Naval ecuatoriano. Sin embargo, en este punto surge evidentemente la pregunta, ¿cómo ha evolucionado la Fuerza de Superficie y cuál será su futuro?

Para contestar esta pregunta, mediante una metodología analítica y sintetizada, en la cual se aplicó revisión documental y de material académico; el presente artículo pretende demostrar que, en la Evolución del Plan de Fortalecimiento del Poder Naval de la Armada del Ecuador, se ha considerado de manera invariable en el tiempo el fortalecimiento de una Fuerza de Superficie, proyectada hacia el mañana; para lo cual el presente artículo hará transitar al lector, desde ese pasado indispensable para entender correctamente el presente, a fin de que este nos entregue un contexto real que nos permita proyectar objetivamente el futuro.

DESARROLLO

Para iniciar este viaje a través del tiempo, en primer lugar es necesario integrarnos al flujo lógico dentro del cual se genera el desarrollo de fuerza y para esto es necesario ubicarnos en el contexto de la planificación estratégica.

Planificación Estratégica en la Armada

La planificación estratégica busca mediante procesos crear planes que permitan alcanzar objetivos, lo que la convierte en una herramienta cada vez más necesaria para lograr una gestión pública eficaz y eficiente, centrada en las necesidades del sector y en los beneficios al usuario. Para los planificadores militares, estos procesos son fundamentales cuando existe la necesidad de crear capacidades que permitan cumplir con la misión encomendada (Villacís, 2014).

Así, la Armada del Ecuador a lo largo de su vida institucional ha identificado y mejorado procesos que permitieron planificar metodológicamente el fortalecimiento de sus medios, con una visión sistémica y prospectiva que permitía: visualizar la totalidad del entorno en el que coexiste la fuerza y se desarrollan las operaciones navales en cumplimiento de las tareas dispuestas por los niveles superiores y proyectarla al futuro para garantizar en el tiempo el cumplimiento de su misión.

En este sentido, lo primero que establece el método, es determinar la misión para la cual existe la institución y a partir de esta, empleando prospectiva, establecer la visión que se proyecta para ella, así como los objetivos y acciones que permitirán alcanzarla; todo esto se organizará en líneas de acción que en conjunto constituyen el qué hacer de la institución.

Seguidamente, se deberán desarrollar los conceptos estratégicos para cada una de las líneas de acción, los cuales detallan el CÓMO HACER las cosas, y en el caso de las líneas de acción de defensa y seguridad, cómo se empleará la fuerza.

Tan solo con estas bases, se podrá iniciar el Diseño de Fuerzas, el cual establece el, con qué hacer las cosas; para el caso, con qué cumplir las misiones asignadas mientras alcanzamos los objetivos establecidos para materializar la visión. Para este diseño se deberá considerar por lo menos: los medios, la infraestructura, los recursos humanos, el adiestramiento, la doctrina y la organización necesarias. Por otra parte, este diseño se deberá ejecutar metodológicamente empleando la herramienta más adecuada para la fuerza: diseño por amenazas, por capacidades, top down, entre otros.

Establecida esa fuerza que, para la fecha proyectada en nuestra planificación estratégica, nos permitirá cumplir todas las tareas de nuestra misión, lo siguiente es establecer un PLAN DE DESARROLLO que permita construir en el tiempo dicha fuerza, a ese plan en la Armada del Ecuador se lo ha llamado “Plan de Fortalecimiento del Poder Naval”.

Ahora bien, más allá del flujo lógico descrito, es pertinente en este punto mencionar que no se debe perder de vista la común confusión entre lo que es planificación estratégica y los planes en sus diferentes niveles (González & Rodríguez, 2019), un error común en el que eventualmente han incurrido nuestros planificadores militares, en tanto estos suelen confundir: la planificación estratégica de las fuerzas con los planes militares de nivel estratégico.

La planificación estratégica es única; el qué, cómo y con qué hacer las cosas rige y gobierna todos los ámbitos que de ella se originen: el institucional, el militar y el que se suele perder de vista, el de autoridad. Por lo tanto, dentro de esos ámbitos se desarrollan los planes establecidos para materializar la planificación estratégica en los diferentes niveles de las Fuerzas Armadas; así, por ejemplo, el “Plan de Defensa del Territorio Nacional” es un plan del ámbito militar de nivel estratégico, es decir, es un plan militar de nivel estratégico y no se lo puede confundir con la planificación estratégica de las fuerzas, es decir, con la planificación estratégica militar. Para la tarea que nos ocupa, dentro del ámbito institucional, se encuentran los planes de desarrollo de fuerza, según el nivel en que se desarrollen.

 

Revisando el pasado

Bajo el flujo lógico de desarrollo descrito, la Armada del Ecuador tomando como línea base la Fuerza y las tareas asignadas en cada momento de la historia, estableció a través del tiempo las misiones que cada uno de esos momentos demandaban. Estas misiones en principio estuvieron enfocadas tanto en el Poder Naval como en la Defensa, para luego enfocarse en las Capacidades Marítimas y la Seguridad. Así mismo, estableció a su tiempo los objetivos estratégicos necesarios para alcanzar una visión, en principio, orientada a la disuasión de amenazas y posteriormente al control del espacio marítimo.

Con los objetivos estratégicos ya definidos para alcanzar la visión esperada, en el contexto temporal de cada uno de estos momentos, se desarrollaron los conceptos estratégicos en los que se fundamentarían los respectivos diseños de fuerza, que la Armada buscaría materializar a través de los planes de Fortalecimiento del Poder Naval del 2017-2018 y del 2010-2021, para una hipótesis de conflicto/amenazas y posteriormente, a través del "Plan de Fortalecimiento de los Espacios Acuáticos 2014-2017" en un enfoque de control del espacio de responsabilidad.

Independientemente de los cambios demandados por la temporalidad de una realidad dinámica, estos tres planes detallaban de manera precisa las unidades de superficie requeridas para el cumplimiento de las tareas de la misión y el logro de los objetivos estratégicos que permitirían alcanzar la visión planteada en su momento y, por otra parte, las fuerzas diseñadas para estos tres planes, en lo que respecta a los medios de superficie, eran en esencia las mismas y giraban fundamentalmente en torno a los mismos componentes.

Ahora bien, de manera general, las unidades de superficie que consideraban los planes de fortalecimiento mencionados, además de las unidades ya existentes, eran las siguientes:

  • Buques LPD con capacidad para operar helicópteros medianos, lanchones de desembarco de personal y vehículos, botes de quilla rígida, y para carga y descarga, además que podían ser empleados como buques hospital, de instrucción y apoyo ante desastres naturales o antrópicos.
  • Conforme avanzó el desarrollo de planes se ajustó el diseño para dar paso a buques MPV con capacidad de remolque de altura, reabastecimiento en la mar, transporte de carga y patrullaje, configurables según las misiones asignadas.
  • Patrulleros Oceánicos Continentales, de propulsión a diésel, con capacidad para operar helicópteros livianos (5TM) y equipos para operación y despliegue de 2 botes de quilla rígida.
  • Patrulleros Oceánicos Insulares, de propulsión a diésel, con capacidad para operar helicópteros medianos (10TM) y equipos para operación y despliegue de 2 botes de quilla rígida.
  • Fragatas Ligeras o Corbetas Pesadas, de propulsión a diésel, 95 metros de eslora, 2300 toneladas de desplazamiento, sistema de gestión de combate incluyendo armas y sensores, con capacidad de operar helicópteros livianos y botes de quilla rígida.

Por otro lado, se consideró que todas estas unidades deberían estar clasificadas bajo notación de la sociedad clasificadora de mayor estándar "Lloyds Register" o la equivalente de la sociedad de clasificadoras "IACS "; en lo que respecta a: la norma militar, 100A1 NS3 regla de buques de primera línea o SA1 buques de patrulla; IWS inspección sin dique; LMC norma de clasificación militar para ingeniería; UMS espacios con maquinaria sin vigilancia y POL norma de control de polución.

De esta manera, los planes de fortalecimiento del poder naval arriban al año 2016 y a la aparición de un nuevo método, el diseño de fuerza basado en capacidades, que más allá de conducir a equívocos en cuanto a pretender qué es la planificación estratégica, la que se basa en capacidades, perdiendo de vista que son los medios los que se someten a la estrategia y en ningún caso al revés; correctamente aplicado demandaba un desarrollo transversal en todos los niveles de planificación del Estado, para el diseño y desarrollo de las fuerzas: desde el político en el que se deberán establecer las misiones; el político estratégico en el que se deberán establecer las áreas de misión; el estratégico militar en el que se deberán establecer las áreas de capacidad y las capacidades generales; hasta el operacional militar en el que se deberán establecer y desarrollar las capacidades específicas, los objetivos de capacidad y los requerimientos operacionales.

Esta metodología permitió a la Armada del Ecuador establecer:

  • La fuerza deseable, capaz de cumplir con holgura todas las tareas asignadas;
  • La necesaria, capaz de cumplir la mayoría de tareas asignadas de una u otra forma y
  • La esencial, capaz de cumplir apenas y con esfuerzo las tareas fundamentales.

Cabe señalar que, este nuevo método evidenció dos realidades, la primera referida al hecho de que los medios establecidos en el diseño de la fuerza esencial, en lo que respecta a las unidades de superficie, seguían sustancialmente siendo los mismos que los establecidos en los planes anteriores y, la segunda referida al hecho de que la realidad económica, considerada invariablemente en todas las planificaciones, había conducido a que los planes desarrollados en el tiempo consideraban únicamente una fuerza capaz de cumplir las tareas prioritarias o principales.

De esta manera, y a pesar de la persistencia de un mismo requerimiento a través del tiempo, los empeños realizados por la Armada del Ecuador para materializar los diferentes planes de desarrollo realizados, eran frenados precisamente por la disponibilidad de recursos del sector de la defensa, y en este momento de la historia, apareció una nueva excusa, cuando se llegó a afirmar que "los marinos no sabían lo que querían", toda vez que, a través del tiempo habían presentado cuatro planes diferentes: el Plan de Fortalecimiento del Poder Naval Morán Valverde, el Plan de Fortalecimiento para el Control de los Espacios Acuáticos, en dos versiones, y el Plan de Desarrollo de Fuerza por Capacidades; pero esta afirmación no podía estar más alejada de la realidad, en tanto bastó con correlacionar los planes de fortalecimiento para demostrar y ratificar con claridad diáfana que la Armada del Ecuador, en cuanto a los medios de superficie, buscó siempre lo mismo, contar con Fragatas, Corbetas, Lanchas misileras, Buques de apoyo y patrulleros oceánicos y marítimos.

Pese a los obstáculos, durante ese mismo año, la institución inició el desarrollo del Plan de Gestión Institucional PGI "Bicentenario" y una vez más, tomando como línea base la Fuerza y las tareas asignadas a esa fecha, se partió por re-enunciar la misión institucional, enfocándola tanto en la Defensa y Seguridad como en el Poder Naval, recuperando con ello la naturaleza y esencia de una fuerza naval. Seguidamente, y conforme a la metodología, se establecieron los objetivos estratégicos necesarios para alcanzar una visión orientada a los campos de actuación y a las características que debía tener la Fuerza para estar en capacidad de disputar el control del mar.

Con los objetivos estratégicos definidos, se desarrolló el concepto estratégico en el que se fundamentó el diseño de la fuerza y para el Plan de Desarrollo del Poder Naval 2018-2030, pensado para efectivizar el control de los espacios marítimos, desarrollando operaciones que abarcan todo su espectro, desde la protección y seguridad hasta la Defensa, considerando como premisa el combate a las amenazas y riesgos presentes en la nueva realidad del Estado ecuatoriano.

El diseño de fuerza del PGI Bicentenario, fue desarrollado conforme lo establece la técnica cuando un método de desarrollo no se ajusta completamente a una realidad en particular, fusionando amenazas y riesgos dentro de un diseño de fuerza por "amenazas" pensado para atender los requerimientos de seguridad sin descuidar los requerimientos de defensa. De esta manera, conforme este diseño de fuerzas por amenazas, se desprendieron del concepto estratégico naval las capacidades estratégicas y unidades requeridas por la fuerza, así como las características generales del poder naval; con la integración de las dos primeras se establecieron los roles de la fuerza, los cuales al ser confrontados con las amenazas y riesgos, dieron lugar a los Requerimientos de Alto Nivel (RAN) de la fuerza; estos requerimientos, una vez correlacionados con las áreas de operación, influencia e interés, entregaron una primera definición y dimensionamiento de la fuerza a partir de la cual se estableció el poder naval preliminar.

Este poder naval fue validado metodológicamente empleando "poder relativo de combate" e, inclusive, por correlación con todos los diseños anteriores, para obtener un poder naval junto a las características generales que habían sido extraídas del concepto estratégico, esto permitió visualizar y establecer el concepto operacional para el empleo de esa fuerza pensada para enfrentar las amenazas y riesgos del escenario actual. A partir de la integración de este concepto operacional con los requerimientos operacionales ya obtenidos durante el proceso, fue posible definir las especificaciones técnicas que materializarían el Plan de Fortalecimiento del Poder Naval "Bicentenario", vigente hasta la presente fecha.

En este punto, una vez más la fuerza de superficie establecida en el 2016 fue correlacionada con las fuerzas establecidas anteriormente, confirmándose que los requerimientos habían sido, en esencia, constantes en el tiempo.

Pero confirmándose también que el verdadero problema también constante en el tiempo, había sido la disponibilidad de recursos, lo cual era fácilmente evidenciable, bajo un simple análisis estadístico que dejaba ver que hasta la asignación histórica para sostenimiento impedía mantener la disponibilidad de los medios de la fuerza, lo cual era evidente si se considera que los requerimientos mínimos indispensables para garantizar solo la operatividad de la fuerza de superficie superaban, a esa fecha, los 40 millones de dólares, y la asignación histórica para inversión estaba muy por debajo de la realidad de las necesidades de desarrollo de la fuerza naval.

Esto dejaba a la vista otra realidad, si la tendencia de la asignación de fondos, por parte del estado no cambiaba, la pendiente negativa de disponibilidad de unidades de superficie tampoco podría cambiar.

De hecho, al igual que en los planes anteriores, se debió confrontar la fuerza de superficie arrojada por el diseño de fuerza, con la tendencia de la asignación presupuestaria anual, pudiéndose establecer que los 1700 millones de dólares requeridos para el desarrollo de esta fuerza, distribuidos en los 15 años de proyección del plan, generaban un flujo anual que superaba la tendencia y que en una perspectiva positiva, si se establecía una asignación presupuestaria de 60 millones de dólares anuales en el mismo período de tiempo, el valor máximo del requerimiento para el desarrollo de la fuerza de superficie no podía superar los 900 millones de dólares, en la más optimista de las proyecciones.

Esto obligaría, una vez más, a la minimización de la fuerza de superficie arrojada por el diseño, para aterrizarla a la realidad de los recursos disponibles y establecer así, una fuerza factible de ser desarrollada. En este sentido, es necesario percatarse de que, si se toma por ejemplo el "Diseño de Fuerza por Capacidades", la Fuerza resultante de la confrontación del diseño con la realidad presupuestaria, no es equivalente a la "fuerza deseable", ni siquiera a la "fuerza necesaria", sino únicamente a la "fuerza indispensable".

Seguidamente, esta fuerza factible sería confrontada con la fuerza ya existente, para diferenciar aquellos requerimientos del diseño de fuerza que implicaban trabajos de mantenimiento, recuperación, modernización o reconstrucción de los medios de superficie ya disponibles en la fuerza, de aquellos que implicaban la construcción o adquisición de nuevos medios que se debían incorporar a los actuales para conformar la fuerza de superficie requerida.

A partir de esta diferenciación sería posible dibujar la línea de tiempo para las diferentes actividades que constituirían el Plan de Desarrollo de Fuerza, secuenciándolas conforme a la realidad de los medios y de las capacidades disponibles para la ejecución de las actividades referidas; pero sobre todo, a las prioridades de disponibilidad de cada medio para un momento específico del tiempo, establecidas en el diseño de fuerza para atender, fundamentalmente, las demandas del concepto estratégico, áreas, riesgos y amenazas, conforme se vio en la metodología que se ha detallado.

Pero, la planificación estratégica de la Armada iría más allá, pues en el pragmatismo de la carencia de recursos del Estado se visualizó inclusive la posibilidad de que el plan de fortalecimiento del poder naval, en lo que respecta a la fuerza de superficie, se pueda materializar por medio del desarrollo del astillero local, en una lógica de beneficio mutuo entre quienes hacen el Estado, tal como lo han hecho otras armadas de la región; lógica en la cual, el astillero ganaría la posibilidad no solo de crecer, sino inclusive de consolidarse en el mercado, el Estado ganaría un polo de desarrollo y la Armada obtendría los medios requeridos; mientras los recursos económicos circulan en un ciclo cerrado del Estado a la Armada, de la Armada al astillero y del astillero al Estado.

En esta lógica, el plan de desarrollo de fuerza de la Armada, en cuanto a los medios de superficie, debía constituir el insumo base en el cual el astillero debía fundir las bases para el desarrollo de su capacidad instalada de manera progresiva y creciente, pero paralela a la complejidad y magnitud de los requerimientos establecidos en dicho plan de desarrollo; de manera que, para cada uno de los requerimientos del plan, el astillero establezca el tiempo necesario para desarrollar su capacidad instalada hasta alcanzar la requerida para atender dicho requerimiento; así como, el tiempo necesario para ejecutar dicho requerimiento con las capacidades desarrolladas, gracias a lo cual se podría ajustar el plan de desarrollo de la fuerza de superficie a la realidad de las capacidades del astillero.

Si bien es evidente la necesidad de que el astillero se desarrolle, esta lógica demandaba la necesidad de que sus administradores la comprendan y se empoderen de ella, lo cual en principio ocurrió y permitió dar los primeros pasos, luego de haber transcurrido el tiempo, también es evidente que las últimas dos administraciones no lo pudieron hacer, como se verá más adelante.

En este contexto, el Plan de Desarrollo de Fuerza "Bicentenario", al 2016, en cuanto a los medios de superficie, en lo fundamental consideró tres fases, en una lógica de crecimiento del Astillero que: partía desde las capacidades ya desarrolladas o en desarrollo para, el ensamblaje de las OPV 5009 o la modernización de las Corbetas Misileras clase Esmeraldas; debía atravesar por la construcción de los Buques Multipropósito como base para la posterior ejecución en la segunda fase de las OPVH, cuyas especificaciones consideraban básicamente el mismo casco de las Fragatas o Corbetas pesadas, pensadas para la tercera fase, con el fin de que en esta última fase se incorporen las capacidades necesarias para el equipamiento militar de dichos cascos y estructuras.

En cuanto a la primera fase, de las principales actividades de este plan solo se ejecutó la Modernización de las Corbetas Misileras Los Ríos, Manabí y Loja; por lo que, en el 2020 el plan original debió ser ajustado respecto de la realidad de la ejecución alcanzada, lo que conllevó al desplazamiento de la recuperación de tres LM y la construcción de un MPV, a la segunda fase.

Reconociendo el presente

En planificación tener una visión clara ayuda a centrar los esfuerzos y definir los objetivos a mediano y largo plazo. Al día de hoy, el Plan de Fortalecimiento del Poder Naval “Bicentenario”, continúa el desarrollo de fuerza a través de dos grandes proyectos; el de Recuperación de la Infraestructura para la Seguridad Marítima (RISEMA) y el de Recuperación de las Capacidades Oceánicas (CAPOCE).

El Proyecto RISEMA se viene materializando a través de cuatro contratos, firmados con los Astilleros Navales Ecuatorianos, ASTINAVE EP, para:

  • La construcción del primer MPV, con fecha 31 de octubre de 2019, por 790 días y contrato modificatorio con fecha 21 de diciembre de 2021 por 396 días. Al momento, el contrato que debía finalizar en julio de 2024 se encuentra suspendido y presenta un avance de apenas 30%.
  • La recuperación de las LLMM Quito, Guayaquil y Cuenca, con fecha 31 de julio de 2023, por 810 días. Hasta la presente fecha el contrato que debía finalizar en octubre de 2025, no ha iniciado por la no acreditación del anticipo.
  • La recuperación de las PGO, Isla Española e Isla Fernandina, con fecha 31 de julio de 2023, por 810 días. Al momento el contrato que debe finalizar en diciembre de 2025 presenta ya un retraso superior a 8 meses.
  • La construcción de la OPV 5009, con fecha 01 de agosto del 2023, por 730 días. Hasta la presente fecha el contrato que debía finalizar en julio del 2025, no ha iniciado por la no acreditación del anticipo.

Y un contrato firmado en Italia con la empresa Leonardo, para:

  • La adquisición de los sistemas de seguridad (reacción) para las corbetas, con fecha 24 de agosto del 2023, por 836 días. Hasta la presente fecha el contrato no ha iniciado por la no acreditación de la totalidad del anticipo.

Los problemas de estos cuatro contratos, trasladarán irremediablemente su ejecución más allá de las fechas consideradas en el proyecto RISEMA.

El proyecto CAPOCE, por otra parte, se está materializando a través de un contrato también firmado con ASTINAVE EP, para:

  • La Modernización de las Corbetas Galápagos, el Oro y Esmeraldas, con fecha 06 de diciembre de 2022, por 1160 días. Al momento ya ha ingresado al astillero la Corbeta “Galápagos” y la Corbeta “El Oro”, el ingreso de la Corbeta “Esmeraldas” se espera para el segundo semestre del 2024. Al momento el contrato que debía finalizar en marzo de 2026 se encuentra retrasado y su ejecución se trasladará irremediablemente más allá de las fechas consideradas en el proyecto RISEMA.

Así, el astillero presenta al momento dificultades y retrasos en la ejecución de estos contratos, fundamentalmente debido a que a las dos últimas administraciones no les interesó conocer la transformación de un astillero carenador en lo que llegó a ser la Industria de la Defensa, lo cual les impidió entender y empoderarse de lo que este reto representa para el Estado, no solo respecto de su Fuerza Naval, sino de toda su población, estancando esa visión de desarrollo de todas sus capacidades que le permitiría atender los requerimientos contractuales de la Armada, cruda realidad a la cual se ha sumado una igual de severa: la actual falta de liquidez por la que atraviesa, debido al retiro de valores acreditados y de la no cancelación de valores pendientes por parte de un Estado que, atribulado por la crítica situación que hoy debe enfrentar, no ha podido priorizar los recursos necesarios para los contratos ya firmados, lo que ha repercutido drásticamente en la no contratación de materiales, equipos y sistemas por parte del astillero, con el consecuente desplazamiento de los tiempos de fabricación de los proveedores, lo que en suma resulta en el incremento de costos y de tiempo para la ejecución de dichos contratos, así como, en adversidades contractuales de orden legal, que colocan al astillero en una muy crítica posición.

Finalmente y en estas circunstancias, en cuanto a la construcción del Buque MPV 2 en el astillero local, actividad que debió iniciar y no han iniciado, se ha replanteado ya como una adquisición a un astillero internacional para lo cual la dirección de bienes estratégicos del Ministerio de Defensa finalizó el estudio preliminar de mercado, en virtud de lo cual se entregó la documentación para iniciar el proceso de obtención de la certificación plurianual y el aval; sin embargo, este proceso se encuentra estancado debido a la no priorización y asignación de los recursos necesarios para continuar con el proceso precontractual.

Por otra parte, en cuanto al reemplazo de las fragatas actuales por fragatas descomisionadas, actividad originalmente no considerada en el plan de desarrollo de fuerza “Bicentenario” que sería introducida posteriormente como una actividad de oportunidad; finalmente, se ha retornado al plan original que considera, en su última fase, el reemplazo de dichas unidades por fragatas ligeras o corbetas pesadas nuevas, para lo cual se encuentra en desarrollo el proyecto respectivo.

Así los hechos, el presente nos enfrenta con una realidad en la cual el avance efectivo y los problemas que presentan cada uno de los contratos antes referidos, ponen en alto riesgo su culminación conforme el Plan de Desarrollo de Fuerza “Bicentenario”, lo cual con seguridad demandará la reapreciación y rediseño de este plan.

Más allá de los planes

Pero, más allá de la ejecución de los planes, su materialización sacó a la luz hitos relevantes en el desarrollo de la fuerza, dentro de los cuales hay uno que refleja ese incansable caminar de los guerreros de superficie, así como, su compromiso con la institución y el desarrollo de sus medios operativos, ya que sin lugar a duda, la modernización de las Corbetas Misileras “Los Ríos”, “Manabí” y “Loja”, generó un salto en el ritmo de avance técnico y tecnológico que la Armada llevaba a esa fecha; así como, un salto aún mayor en el astillero nacional ASTINAVE EP, que paso de astillero carenador a constructor y finalmente a Industria de la Defensa.

Este cambio de ritmo se evidencia en virtud de varios hechos, de los cuales el más significativo es el referido a la ruptura de paradigmas, pues cuando nació la idea de materializar la modernización de este tipo de unidades, muchos no creían que se podría lograr, parecía que era un hecho cierto el que no nos encontrábamos en la capacidad de intervenir exitosamente un Buque de línea o Buque de Combate como las Corbetas Misileras, pareciera que estábamos convencidos de que ASTINAVE y la Armada no contaban con la capacidad para hacerlo, es más, que no existía capacidad para el desarrollo de productos nacionales; por lo que, quienes trabajaron en el proyecto debieron luchar a riesgo propio contra la corriente para materializar lo que, en ese entonces, evidentemente era una “locura”, reemplazar las máquinas, los radares o los sistemas de mando y control, a los que los marinos ecuatorianos estábamos aferrados a pesar de su obsolescencia técnica, logística y hasta operacional y, ni en el más descabellado de los sueños, hacerlo con sistemas de desarrollo nacional.

Por otra parte, la formulación del proyecto alcanzó el mayor nivel de desarrollo a esa fecha, gracias a que el trabajo fue organizado con una visión integral y con participación de toda la Armada, en talleres liderados por la unidad ejecutora precontractual con la finalidad de que ninguna de las actividades a considerar en la modernización y desarrollo resulten de la improvisación, percepción o expectativas de los ejecutantes, patrocinadores o interesados del proyecto, sino que, por el contrario, respondan y se ajusten a la realidad: del ambiente operacional definido para la Unidad, de la situación material de la Corbeta, así como de las capacidades y tecnologías disponibles dentro de las restricciones de recursos conocidas. Esto permitió que las especificaciones técnicas producto de esta sistematización fueran elaboradas y organizadas a un nivel de detalle no alcanzado en proyecto alguno hasta entonces, así como ajustar las especificaciones técnicas al presupuesto asignado por el Estado, sin limitar el alcance original del proyecto.

Así mismo, la planificación del proyecto introdujo nuevos conceptos, gracias a lo cual: se obtuvo la primera planificación integral que abarcaba todos los grupos constructivos, se desarrolló un plan para la dirección del proyecto y se trazó un plan de ejecución, posible, factible, concreto, completo y detallado. En otros aspectos el alcance del proyecto marcó hechos sin precedentes en el país; pues no solo que constituyó el mayor desarrollo nacional en el ámbito de la construcción naval ARE – ASTINAVE EP, logrando por primera vez la reconstrucción total en Ecuador de una unidad de Combate de primera línea; sino que además, este proyecto permitió el despegue de la Industria de la Defensa Nacional en cuanto a la modernización de sistemas de defensa para este tipo de Unidades.

En virtud de los aspectos señalados, el grado de responsabilidad y riesgo asignado al personal involucrado en el proyecto en las fases concepción, formulación, planificación, gestión, ejecución, supervisión y asesoría operacional, demandó su participación directa y activa en la toma de decisiones, solución de controversias y sobre todo, en la aceptación de riesgos para la materialización de nuevas capacidades operacionales, técnicas y tecnológicas.

En consecuencia, la ejecución del proyecto alcanzó resultados que generaron ahorros considerables para la institución, los que superaron los 120 millones de dólares, aun considerando la oferta que más se aproximó a la del astillero local, a pesar de que la oferta de ASTINAVE EP consideró el mayor alcance de todas las ofertas recibidas.

Tabla 1. Comparación de ofertas para modernización de Corbetas Misileras

SELEX FINCANTIERIASTINAVE EP

02 BUQUES

RECUPERADOS   + 01 SGC

§  Recuperación del casco

§  Mantenimiento de la maquinaria principal

§  Mantenimiento de la maquinaria eléctrica

§  Mantenimiento de la maquinaria auxiliar

§  Mantenimiento de habitabilidad

§  Modernización del Sistema de Gestión de Combate

·      3 consolas multifunción 2 dedicadas

·      3 Radares de vigilancia

·      6 Radares de control de tiro

·      3 Sistemas de control de tiro

·      3 Sistemas de comando y control

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

·      Integración de sensores y armas

02 BUQUES

MODERNIZADOS + 01 SGC

 

§  Recuperación del casco

§  Nueva maquinaria principal

§  Nueva maquinaria eléctrica

§  Nueva maquinaria auxiliar

+ sistemas conexos

§  Nueva habitabilidad

§  Mejoras sin costos extras en los grupos 100, 200, 300, 400, 500 y 600

§  Modernización del Sistema de Gestión de Combate

·      5 consolas multifunción

·      3 Radares de vigilancia

2 NAS15 + 1TERMA

·      6 Radares de control de tiro

·      3 Sistemas de control de tiro

·      3 Sistemas de comando y control

·      3 Data link

·      1 Guerra electrónica

·      3 Directores electro ópticos

 integrados al SGC

·      3 radares de navegación

·      3 concentradores de señales

·      3 sistemas de ayudas a la

navegación

·      3 circuitos cerrados de televisión

·      3 sistemas integrados con nuevos

equipos de comunicaciones

·      Integración de sensores +IFF y armas

193.412.878,00 USD70.688.881,55 USD
122.723.996,70 USD

NOTA: De la propuesta presentada por las empresas FINMECCANICA y SELEX en el año 2009, se establece que el valor por unidad para trabajos de recuperación del casco, mantenimiento de la maquinaria principal, eléctrica, auxiliar y de habitabilidad, más la modernización del sistema de combate, era de CINCUENTA y NUEVE millones de Euros (59.0000.000,00 €), que llevados a valor presente y a dólares, al término de la ejecución, representaban el valor de $ 75.706.439,10 USD por unidad. El valor de un solo buque $ 75.706.439,10, con SELEX FINCANTIERI sobrepasa el contrato 2014-c-003, para la reconstrucción de las Corbetas Manabí y Loja, más la modernización del sistema de gestión de combate de la Corbeta Los Ríos, cuyo monto más IVA es de $ 70.688.881,55.

En cuanto a este alcance, basta con evidenciar a mayor detalle las diferencias del sistema de gestión de combate de estas dos ofertas; sin embargo, para dejar que hablen los hechos en lugar de las palabras, en cuanto a los resultados alcanzados en un escenario adverso, caracterizado por la escasez de presupuesto, desconfianza en la capacidad local y una corriente institucional contraria al Astillero local y, más allá del alto riego involucrado en la implementación de  soluciones creativas, diferentes e innovadoras que permitieron el ahorro generado, basta con percatarse que únicamente, la disponibilidad de las tres Unidades entregadas por el proyecto, ha permitido la reincorporación de la Armada del Ecuador a las operaciones multinacionales de las que se encontraba ausente desde hace mucho tiempo; UNITAS Colombia y Aniversario de la Armada de Chile en el 2018, UNITAS 2019 en Chile, SOLIDAREX 2019 y UNITAS 2020 en ECUADOR, UNITAS 2021 en Perú;  así como, el reconocimiento del buen desempeño de los sistemas de la Unidad, con menciones especificas respecto de las características y rendimiento del sistema de gestión de combate desarrollado enteramente por la Industria de la Defensa Nacional, a la medida de nuestros requerimientos y procedimientos operativos.

En este sentido, la Corbeta Misilera “Manabí” nos llenó de orgullo con los resultados y reconocimientos que alcanzó en la Operación UNITAS  2023, desarrollada en Colombia con la participación de 25 países, entre los que se encontraban Perú, Chile, Brasil, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, entre otros. Los resultados más destacados y percibidos por el resto de Armadas fueron: las capacidades del sistema de comando y control en cuanto a compilación, visualización gráfica y generación de entornos tácticos, virtuales o simulados; así como la disponibilidad de la información táctica en diferentes áreas de interés e inclusive la alta redundancia del sistema, lo que contribuyó a que este buque de combate sea designado para comandar uno de los dos Grupos de Tarea, durante el juego de guerra realizado en esta operación. Sin lugar a duda, estos resultados constituyen un reconocimiento más a esa incontenible evolución de nuestra Fuerza de Superficie.

Asimismo, los resultados alcanzados por los radares, en tanto que sus alcances de detección real permitieron que nuestra corbeta sea la primera en detectar un avión supersónico F-18 durante el ejercicio de ataque aéreo por sorpresa realizado en esta operación; por el  Sistema y Radar de Control de Tiro en tanto su consistencia en el traqueo; por el sistema de Comunicaciones y Data Link, en tanto la interoperabilidad y permanencia alcanzadas; así como, por la efectividad de los montajes a la hora de hacer fuego; comprueban una vez más el nivel de los resultados arrojados por el proyecto y despejan cualquier duda al respecto. 

En ese orden de ideas, con el desarrollo alcanzado, la Fuerza de superficie en lo que respecta al 2023 y 2024 ha ejecutado más de 50 operaciones marítimas y más de 300 días en la mar, cubriendo alrededor de 45.000 millas en aguas jurisdiccionales y no jurisdiccionales, lo cual ha permitido alcanzar un alto porcentaje de la planificación realizada por el Comando de Operaciones Navales.

En definitiva, todos estos desafíos conquistados son muestra indiscutible de que la Fuerza de Superficie no ha detenido su evolución con proa hacia el futuro y que, a pesar de las adversidades que se presentan cada día, sigue desafiando incansable al destino y al tiempo,  desentendiéndose de la vetustez y sus achaques, así como de la escasez y sus necesidades, para que sus Buques de Guerra sigan haciéndose a la mar y continúen protegiendo los intereses marítimos de los ecuatorianos.

Con la proa hacia el futuro

De esta manera, en lo que respecta al desarrollo de fuerza de superficie, el reconocimiento del pasado y el entendimiento de cómo estamos arribando a la cruda realidad del día de hoy, deberían entregar un insumo adicional que enriquezca el contexto y escenarios que tendrán que considerar los planificadores para proyectar de manera metodológica y más objetiva el futuro de esta fuerza.

En este sentido, en lo que respecta a Diseño de Fuerza, a pesar de que la fuerza resultante para la cual se estableció el actual plan de desarrollo, si proyectó la fuerza requerida al 2030 considerando el desarrollo de fuerza de los países vecinos; el estancamiento de nuestro plan y el auge del desarrollo de fuerza vecinal ha incrementado la brecha de los potenciales militares en la región, con la consecuente generación de notorias vulnerabilidades para la nación; en virtud de lo cual, el diseño de fuerza deberá revisar no solo la diferencia de potenciales militares, sino además, los escenarios operacionales para redefinir correctamente los objetivos de capacidad y para estos, los requerimientos operacionales que los materialicen y que permitan desarrollar esa fuerza que cuente con las capacidades y competencias multidimensionales para todos los escenarios, inclusive para aquel en el que, el empleo híbrido del mar para acciones delictivas, desde ya demanda.

En lo que respecta a Desarrollo de Fuerza, en primer término se deberá revisar el avance del plan para ajustarlo, reprogramando tanto las capacidades no ejecutadas como las atrasadas y en consecuencia, desplazando en el tiempo las que aún no debían empezar, como es el caso de las OPV-H y de las Fragatas Ligeras o Corbetas Pesadas; considerando además que, si bien cada una de las capacidades fue priorizada con base en el escenario más probable y a la armonización de dichas capacidades para todos los escenarios, inclusive el de la defensa en la medida de lo posible; la revisión de la priorización de las capacidades deberá considerar que las amenazas actuales como la del narcotráfico, han variado radicalmente el peso y la probabilidad de ocurrencia de los diferentes escenarios.

CONCLUSIÓN

La constancia de las capacidades requeridas por los diseños de fuerza realizados a lo largo de las dos últimas décadas por la Armada del Ecuador y la constancia de estas mismas capacidades en todos los planes que han perseguido el desarrollo de la fuerza de superficie desde entonces, han permitido que esta fuerza evolucione y pueda continuar su evolución conforme al ajuste continuo del faseamiento de desarrollo previsto en base a la priorización de las capacidades establecidas a partir de la determinación de los escenarios más probables, según el momento, para atender las demandas de Defensa, Seguridad y protección de los espacios marítimos jurisdiccionales, en contribución a las acciones que ejecuta el Estado ecuatoriano frente a las amenazas actuales. 

Para finalizar, es importante recordar las palabras del señor Cpfg. Mariano Sánchez Bravo, cuando con total acierto expresara que: “Si bien es cierto que son los hombres y no los buques los que ganan las batallas navales, también es verdad que estos últimos representan y han figurado siempre como la razón de ser de la Marina; podríamos decir entonces que no hay Armada sin Buques de Guerra. En su cubierta se ha formado el tradicional marino, decidido y acostumbrado a los rigores del mar, y de ellos el destino ha creado héroes de los que tanto habla nuestra historia”, reafirmando el hecho de que, siendo la Fuerza de Superficie la razón de ser de la Armada, los “Guerreros de Superficie” tienen la permanente obligación de mantener su operatividad y mantenerla lista para cumplir con la misión.

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